miércoles, 21 de septiembre de 2011

Epílogo

Tras la ruta en bici regresamos a Bishkek en taxi tras un duro regateo y observar atónitos como habían más viajeros en el coche donde se supone que sólo íbamos a ir nosotros. El viaje desde Osh a Bishkek es muy largo, si a eso le sumas las paradas de rigor y las paradas inventadas por el taxista (para irse a bañar al río, por ejemplo), el viaje se alarga más. Por lo que puede durar unas 12-13 o incluso 14h tranquilamente, así que hay que madrugar mucho para ir a buscar un taxi.

Lago de Toktogul


Carretera y Manta por el altiplano.

Letrina con puesta de sol al fondo. 

Bolitas de queso en venta. 

El recorrido que hicimos de regreso fue por una carretera asfaltada que atraviesa zonas de gran belleza como la represa de Toktogul o la Reserva Chychkan, siguiendo por un hermoso altiplano rodeado de montañas donde habitan una gran cantidad de pastores. Quizá el entorno no es tan "auténtico" como el que recorrimos nosotros en nuestra ruta en bici, en el sentido que se podían ver tenderetes para los "turistas", pero la verdad es que el equilibrio dificultad/belleza está está más ajustado que en la ruta hecha por nosotros donde en ocasiones la dureza de algunos días nos hacía replantearnos la ruta. La única dificultad que vimos es que el paso por Töö-Ashuu es mediante un túnel muy estrecho y altamente transitado que no sabemos cómo se podría esquivar, pero el resto del camino estaba provisto de más servicios y pueblos, cosa que viene muy bien en este tipo de rutas. 

Los últimos dos días los pasamos en la Reserva Ala-Archa, unos 40km al sur de la capital en un entorno típicamente alpino y con muchas posibilidades para hacer excursiones. Como en el resto del país, se puede acampar libremente a pesar de ser una zona protegida. 


Ala Archa Natural Park

Bendiciones pendiendo de un árbol.

martes, 20 de septiembre de 2011

De Uzgen (Ozgon) a Osh (14a Etapa)

Nos levantamos a las 5.50h para evitar en lo posible el sol en esta última jornada y empezamos a rodar lo más rápido que podemos para aprovechar la mañana fresquita. 

Por el camino nos paramos en un tenderete de frutas donde venden unos melones inmensos, y a pesar que aún nos queda mucho para recuperarnos totalmente de la barriga, no lo podemos (ni queremos) evitar y nos compramos un melón maduro y enorme. Nos sentamos a comerlo en una sombra en la cuneta de la carretera viendo pasar el tiempo, los carros y los coches entre bocado y bocado del melón más sabroso que hayamos probado nunca. Sabemos que las consecuencias serán funestas, pero... Carpe Diem!



Comiendo y cortando el "meloncillo". Uhmmm, como los de Turkmenistán!

En Osh dormimos en el hotel Taj-Mahal, sencillo pero agradable, por 1000soms la habitación, donde disponemos de nevera y lavabo. 

Visitamos el bazar, el trono de Suleiman y el Museo de la Ruta de la Seda (bastante curioso, obsoleto y solitario) y nos despedimos de la ruta en bicicleta, satisfechos, cansados, algo enfermos pero contentos de haber conocido un país tan duro como acogedor, de verdes valles y áridas montañas y que cada día nos seguía sorprendiendo. 
  
Parada de pan en el bazar de Osh, uno de los más antiguos del mundo, aunque sólo queda la tradición porque no hay restos de edificios antiguos. 

Gorros Kirguis y tendera orgullosa de su negocio. 

Una escultura de la valiente Kurmanjan Datka.

El cerro de Suleiman (más conocido como Salomón).

Un descanso. 

Complejo y curioso telar en el museo de la Ruta de la Seda. 

Comprando frutos secos a una guapa y simpática vendedora. 

Diferentes tipos de arroz. 

Aún quedan cicatrices por cerrar en el bazar de Osh. 


lunes, 19 de septiembre de 2011

De Jalal-Abad a Uzgen (13a Etapa)

Tras un día de descanso en Jalal-Abad paseando por los bazares más próximos al hotel, cercanos a la calle Lenina, y siendo muy prudentes en la comida y bebida, salimos en dirección a Uzgen u Ozgon. 

La intención es ir hacia Osh, pero como una lengua del territorio uzbeko se adentra en tierras Kirguis, es imposible trazar una línea recta (a no ser que se disponga de los visados pertinentes) y tenemos que dar un gran rodeo para llegar a la meta de nuestro viaje. 

Así que tras un ligero desayuno en la terraza del hotel salimos por la carretera, ya perfectamente asfaltada, en dirección a Uzgen. Como todas las salidas y entradas de las grandes ciudades kirguis, Jalal-Abad también se nos presenta algo caótica, y tenemos que preguntar varias veces para asegurarnos de que la dirección es la óptima. 

A pesar de levantarnos temprano para salir con el fresco de la mañana, incidentes relacionados con la colada (nos daban la mitad de la ropa que habíamos mandado a lavar) nos hacen salir cuando el sol ya está alto y calienta bastante. El calor, la flojera producida por el dolor de barriga de los últimos 2 días y un pequeño cuello inesperado de unos 400m me desmoralizan un poco. Es increíble que este cuello me esté costando tanto. De nuevo no hay una sola sombra bajo la que ampararse, y como no! el alto está encumbrado por un monumento soviético, que aprovechamos para refugiarnos del sol. Si os encontráis con este cuello vale la pena comprar algo de agua antes de empezar el ascenso, pues las tiendas que se van encontrando a lo largo de la carretera desaparecen cuando más se necesitan. 

Xavi refugiándose bajo la alargada sombra del monumento. 

El descenso, esta vez muy disfrutón, lo hacemos en muy poco rato, en este punto alcanzamos nuestra velocidad máxima de toda la ruta, que no podemos calcular porque nos ha desaparecido el velocímetro en Jalal-Abad. 

Tras descansar en el primer restaurante que encontramos tras el pequeño cuello, seguimos la ruta bajo un sol infame por lo que parecen campos de Castilla en relieve.

Cooperación entre ciclistas. 

Tras cruzar un mercado de ganado que nos encontramos casualmente, entramos en Uzgen, donde buscamos un lugar para dormir en un hotel recomendado en la guía situado en la c/Manas, 74. Según la guía, el acogedor hotel posee curiosas habitaciones decoradas según la estética de los años 50. Según nuestro criterio es un hotel-café venido a menos que podría ser el decorado de la película Psicosis, un lugar donde los años han acumulado un sinfín de chismes de diversa procedencia y con una higiene algo dudosa y donde la familia que lo habita no te hace sentir muy reconfortado. El precio que nos piden, 2000 soms, se reduce a 1200 soms/habitación doble tras un duro regateo, aún así nos parece exagerado para lo que es el lugar, pero no tenemos el cuerpo para seguir el recorrido hacia Osh y, haciendo de tripas corazón, decidimos descansar en esta mansión del terror. 

En el mercado de ganado. 

Por la tarde aprovechamos para visitar el conjunto arquitectónico que hay al otro lado de la calle Manas, compuesto por un minarete y 3 mausoleos. Es triste ver que a pesar unos de los pocos edificios históricos que existen en este país, los que vemos aquí están en pésimas condiciones, llenos de graffitis y suciedad. 


Lenin sigue orgullosamente erguido en algunas plazas del país. 


Vista desde uno de los mausoleos. 

Detalle de la fachada. 

Fachadas bellamente decoradas

Vista del minarete desde los mausoleos. 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

De Dmtievka a Dzhalal-Abad (Jalal-Abad) (12a etapa)

Tras despedirnos de la amable familia que nos ha acogido esta noche en su casa salimos muy agradecidos en dirección a Jalal-Abad. La carretera es buenísima y durante un buen tramo una suave pendiente nos hace volar, los km recorridos se atropellan, ningún tramo del camino se ha hecho con tantísima facilidad. Parece un regalo para un día en el que voy a medio gas, pues no sólo no me he recuperado sino que me voy encontrando cada vez peor, aunque no lo suficiente como para coger un taxi, ahora que falta tan poco para el final de la ruta...

A medida que nos acercamos a la gran ciudad van apareciendo tenderetes de frutas, durante todo el camino he deseado llegar a los tenderetes de frutas para comerme un gran melón, pero justo hoy no es el día, así que nos contentamos con las vistas.

Tenderete de sandías y melones en el mercado de Jalal-Abad. 

Uno de los platos más célebres de Kirguistán: el shashlik. Los hay de ternera, pollo, cordero, y combinan pedacitos de carne con trocitos de manteca para que no queden demasiado resecos. 

Llegamos a Jalal-Abad con las últimas fuerzas buscando un buen hotel, Xavi también empieza a encontrarse un poco mal, uhmmm, mala señal!

En un principio queríamos alojarnos en el hotel Navruz, recomendado en las guías, no lo busquéis, pues se quemó durante los incidentes entre kirguis y uzbecos en el verano del 2010. Así que tras preguntar a un señor cerca del edificio en ruinas que albergara el famoso hotel, nos dirigimos al hotel Tien Chan, que se localiza en pleno centro de la ciudad, en la calle Lenina. Este hotel, regentado por chinos, es uno de los más lujosos de la ciudad, aunque sólo tiene unas 4-6 habitaciones. Al final, regateando, conseguimos la habitación De-Luxe por 65 dolares la noche desayuno incluido (cosa que no nos dijeron en su momento y el primer día nos saltamos el desayuno...). Eso sí, el regateo de lo más raro, pues el empleado iba hablando por teléfono con su jefe y cuando ya nos íbamos nos llevaron a una habitación más lujosa que aquella por la que habíamos regateado. El hotel dispone de piscina y un bar-discoteca-restaurante en una zona ajardinada. Por la noche el local se anima muchísimo, así que vale la pena pedir una habitación que de hacia la calle.


La mayoría de las cartas en Kirguistán, si es que las hay, están únicamente en ruso, o kirgui, así que vale la pena aprenderse unos cuantos nombres de platos si no se quiere llevar uno una sorpresa, o dos... o tres...

El pan (nan) y una especie de momos de carne. 

martes, 13 de septiembre de 2011

De Fergana Range a Dmitievka (11a Etapa)

Nos levantamos temprano pues nos espera un día largo y, tras despedirnos de los hermanos pastorcillos y recoger el campamento, comenzamos el ascenso al paso de Koldama a 3.062m de altura. La carretera sube por un sinfín de curvas hasta el cuello, el firme es bastante bueno, tiene algunas piedras sueltas y hay pocas pérdidas de cota, lo que es de agradecer. Este cuello, que ya sabíamos que nos encontraríamos (uno de los pocos que habíamos previsto desde el principio del viaje) me preocupaba un poco pero, como suele pasar en estos casos, resulta ser el más factible de todos los cuellos que hemos pasado, y llegamos a su punto culminante poco antes de las 12.00h de la mañana. Tras comer un pan con tomate (ambas cosas regalo de los dueños del 4x4 de ayer) y alguna cosa más al lado de un lago y un monumento soviético, comenzamos el vertiginoso descenso hacia el valle de Fergana. Definitivamente con este descenso dejamos atrás nuestra etapa montañosa del viaje para internarnos en una de las zonas más pobladas del país: el Valle de la Fergana, de gran fertilidad y riqueza, a la vez que zona de choque entre uzbecos y kirguis.

Un descanso a media subida. 

Nos encontramos una amiga silenciosa. Es la tercera que vemos en los últimos días. 

Monumento soviético y lago en lo alto del cuello. 

Restos de botellas adornan el camino. Da miedo pensar el estado en que conducen algunos kirguis por estas carreteras, y que son los mismos que pasan rozándonos. 

Pa amb tomàquet, un regalet d'uns kirguis fora de context. 

Otra botella abandonada tras el botellón en el paso. 

A lo largo del día descenderemos 2000m de desnivel, primero vertiginosamente y más tarde resiguiendo el valle de Kugart, con alguna subida que otra. El calor, como era de esperar, se hace más persistente a medida que perdemos cota. En este lado de las montañas los pastores, además del ganado, se dedican a la apicultura, y hay una gran cantidad de panales de abejas cerca del camino.

Comienza el descenso al Valle de Fergana, que intuye en el fondo de la imagen. 


Una sombra enjaulada en el camino.

A medida que nos acercamos a Dmitievka el calor se hace más acuciante y el cansancio se empieza a notar. Tras preguntar en dos tiendas si hay algún sitio para dormir por la zona y obtener una negativa como respuesta, empezamos a pensar que tendremos que plantar la tienda de campaña en algún lugar resguardado. Por suerte, la señora de la tercera tienda en la que preguntamos por un hotel nos dice que podemos dormir en su casa ahorrándonos el trajín de buscar un sitio apartado de la vista. La verdad es que esta noticia me alegra especialmente pues algo que hemos comido empieza a sentarme mal y además de flojera empiezo a vomitar... 

Un dato importante es que a partir de Kalmakurchik la carretera está asfaltada, por lo que los km pasan volando!

 Curioso invento...

 Comienzan las plantaciones de pipas que dejan secar sobre el asfalto.




 Cruzando el Kugart poco antes de llegar a Dmtievka. 

Otra familia salvadora. Encantadores!

lunes, 12 de septiembre de 2011

De Kazarman al Fergana Range (10a etapa)

Tras descansar un día en Kazarman disfrutando de un paseo por la ciudad, una sandía en un parque y un panzón de comer, proseguimos el camino tras el primer día  auténtico de descanso desde que salimos de Naryn.

Edificios soviéticos con sus parabólicas, indispensables para los largos días de invierno. 

Más edificios soviéticos con la capa aislante seriamente dañada. Me pregunto cómo debe ser pasar un invierno aquí donde, por lo que se ve, alcanzan los -40ºC de temperatura en algunas ocasiones. 

Una sandía en la alforja. 

Disfrutando la fruta. 

Con las pilas cargadas partimos de buena mañana en dirección SW hacia Kugart, la intención es cruzar el Fergana Range por un paso a algo más de 3000m de altitud. Este paso es de los pocos que nos esperábamos encontrar en la ruta por lo que vamos altamente preparados tanto psicológica como físicamente después de unos cuantos días de ruta. 

Así pues nos levantamos a las 5 para desayunar una tortilla que, cómo no! lleva leche (una leche muy natural llena de sabor), y nos despedimos de la Sra. del B&B-paraíso. Al principio nos daba pena tener que hacerles levantar tan temprano, pero si algo bueno tiene el Ramadán es que la gente que lo practica hace unos horarios bien curiosos y te levantes a la hora que te levantes los ves rezando, comiendo o a punto de hacer una de las dos cosas anteriores. 

Monumento soviético a los caídos en la 1a guerra mundial.


Tras unos cuantos kms, en los que hemos dejado atrás la ciudad de Kazarman medio en penumbras, y una mina de oro a la izquierda, empieza a llover fuertemente. Esto es un inconveniente, pues si hubiera llovido un poco antes nos ahorrábamos el madrugón, pero ahora nos toca refugiarnos bajo el puente que atraviesa el río Kugart y esperar a que  pase cuanto antes la tormenta. 

Unos agricultores nos saludan desde lo alto de un camión. 

Nos encontramos una extraña hierba en los márgenes del camino. Estamos rodeados. 

Tras un rato de espera podemos reemprender la marcha bajo un cielo amenazante cubierto por nubarrones demasiado oscuros para nuestro gusto. Observando las montañas de alrededor vemos que las lluvias de la última noche han dejado algunos picos y cuellos espolvoreados de nieve, esperamos que el nuestro esté en condiciones para ser bicicleteado. 

Atravesamos varios pueblecitos con bastante encanto. Todos estos pueblos, junto con Kazarman, se pasan varios meses al año aislados por las nieves, y no es de extrañar pues para llegar hasta ellos es indispensable pasar puertos de montaña a gran altura por pistas en malas condiciones. Según la guía que llevamos, desde finales de septiembre-octubre hasta abril-mayo esta región puede quedar totalmente aislada del resto del país. La verdad es que es imposible no pensar en lo dura que debe ser la vida en invierno para esta gente. 

Uno de los "puentes" de precaria construcción que atravesamos. 

Tras hacer un tramo de camino por el que vamos ganando cota progresivamente, pero en el que no faltan los sube-baja de costumbre, llegamos al atardecer a lo que sería el principio del cuello de montaña propiamente dicho. Hemos pasado bastantes yurtas y asentamientos de pastores. Tras sopesar si lo más conveniente sería hacer el cuello o quedarnos a dormir, nos decantamos por la segunda opción, al fin y al cabo no tenemos prisa y hemos contactado con una familia muy maja de pastorcillos que nos dejará plantar la tienda al lado de su casa. Hablo de pastorcillos porque en este caso se trata de 5 hermanos que se encargan de la yurta y parte del ganado mientras el padre se dedica a llevar a pastar otros rebaños de cabras y caballos. 

Edificios soviéticos utilizados como establo. 

Familia de pastorcillos invitándonos a Chai. 

Pastorcillo sonriente. 

Cuando llevamos un rato acampados y tumbados apaciblemente en nuestro rincón del mundo llega un 4x4 con 3 personajes que vienen desde Jalal-Abad bebiendo vodka e invitando a las gentes que se encuentran. Cuando nos ven a nosotros se emocionan y nos invitan a un trago. Al parecer vienen a pescar por la zona pues según ellos los peces de la zona son mucho más grandes que los de Song-Kool. A nosotros nos da la sensación que son unos políticos que se han acercado al pueblo a darse a conocer, idea que se ve ratificada cuando nos señalan a uno de ellos y nos dicen: "él será el próximo presidente del Kirguistán". Me da la sensación que si las carreteras continúan transitables en los próximos años será para que personas como estas puedan venir a pescar sus maravillosos peces enormes. Lo curioso del caso es que nos vemos bebiendo vodka con tres señores con pinta de pijos de ciudad que nos ofrecen pimiento verde para morder después de los tragos. Es la primera vez que lo veo. Al parecer así se calma un poco el ardor del alcohol. Pero, a decir verdad, este vodka kirgui me parece bastante bueno y suave. Al rato los tres amigos nos dejan con nuestras indagaciones y prosiguen su camino. Es curioso, pero parece que uno de ellos conozca personalmente a Javier Solana. Quiénes serán estos tipos?


Nuestra tienda al amparo de la yurta.